¿Tienes un conflicto y no sabes cómo resolverlo?
¿Deseas gestionarlo de una forma constructiva?
¿Te gustaría enriquecer tus recursos gracias a un manejo alternativo del mismo?
“Te asisto en el manejo de tu conflicto para que lo resuelvas, a través de un proceso restaurativo y de desarrollo personal”
Hablemos claro: ¡tenemos conflictos porque somos humanos!
Así que, ten la certeza de que los conflictos continuarán apareciendo, naturalmente, en el futuro
Sin embargo, sí ahora tienes un conflicto, ¡tienes una oportunidad! porque, si te fijas bien…
¡¡Todo conflicto esconde una demanda de…
TRANS-FOR-MA-CIÓN!!
«Todo conflicto esconde una demanda de…
TRANS-FOR-MA-CIÓN»
Me llamo Sandra y mi propósito es ofrecerte herramientas para que resuelvas los
conflictos, desde un ENFOQUE RESTAURATIVO.
“Un modo de comprender, manejar y solucionar los conflictos que, además, impulsa tu crecimiento”
El reduccionismo con el que se ha interpretado el fenómeno conflictual, asimilándolo a un problema, lo ha revestido de una carga emocional tan negativa que el ser humano ha aprendido a reaccionar al mismo mediante contestaciones de lucha, huida o bloqueo. De este modo, lejos de resolverlo, se promueve su escalada, o se camufla (manteniéndose latente) hasta que otro estimulo lo pone de manifiesto, de nuevo.
“Un conflicto no resuelto actúa como generador de nuevos conflictos”
Luego, si tienes un conflicto y no lo resuelves de raíz, este se manifestará, reiteradamente, adoptando distintas apariencias y en diferentes situaciones.
El inconveniente no es el conflicto en sí mismo, si no la impresión que causa en ti, y cómo esta se proyecta en múltiples aspectos de tu vida.
¡Un conflicto no es un problema, si no una invitación a la toma de consciencia y al desarrollo personal!
Y mi propósito es ofrecerte herramientas para que resuelvas tu conflicto, desde un enfoque RESTAURATIVO
“Un modo de comprender y manejar los conflictos que, además, impulsa tu desarrollo”
El reduccionismo con el que se ha interpretado tradicionalmente el fenómeno conflictual (asimilándolo a un problema) lo ha revestido de una carga emocional tan negativa que hemos aprendido a reaccionar al mismo mediante contestaciones de lucha, huida o bloqueo. De este modo, lejos de resolverlo, contribuimos a su escalada o camuflaje (manteniéndolo latente), hasta que otro estímulo lo pone de manifiesto, de nuevo.
Luego, si tienes un conflicto y no lo resuelves de raíz, este se manifestará reiteradamente, adoptando distintas apariencias, en cualquier esfera vital.
El inconveniente no es el conflicto en sí mismo, sino sus factores subyacentes que, impresos en un@, tienden a proyectarse en múltiples aspectos de la vida, hasta que son descubiertos y atendidos.
¡Un conflicto no es un problema, sino una invitación a la toma de consciencia y a la evolución personal!
Ahora, dime, ¿Qué quieres hacer con tu conflicto?